Certificados energéticos


Certificado energético o de eficiencia energética de vivienda


Certificado energético o de eficiencia energética

Realizamos la valoración y calificación energética de su vivienda y emitimos el correspondiente certificado de eficiencia energética.

En Texeda tenemos técnicos homologados para hacer la valoración y certificación energética de cualquier vivienda.

Hacemos certificados energéticos o de eficiencia energética en toda España, confíe en los mejores profesionales homologados, tu certificado energético de la mano de los mejores certificadores especialistas.

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Certificados energéticos en toda España

Realizamos la valoración energética de cualquier inmueble y emitimos su correspondiente certificado de eficiencia energética en toda España.

Tenemos técnicos homologados en todas las provincias que hacen certificaciones de cualquier vivienda en cualquier municipio del país.

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¿Cómo obtener el certificado de eficiencia energética?

El certificado energético o de eficiencia energética se realiza mediante la valoración de la demanda energética de un inmueble en condiciones de ocupación teniendo en cuenta los sistemas de ventilación, iluminación, calefacción y refrigeración o agua caliente.

Para obtener el certificado energético se deben seguir los siguientes pasos:

  • 1. Solicitar certificado energético:

Para obtener el certificado energético o de eficiencia energética, el propietario debe hacer una solicitud formal, contactando con nosotros, que disponemos de arquitectos, ingenieros y técnicos autorizados para realizar la valoración energética de su vivienda.

  • 2. Visita a la vivienda del técnico certificador:

Una vez contratado el certificado se concierta una cita para que visite tu vivienda el técnico. En esta visita al inmueble, el técnico certificador realizará un croquis y tomará medidas de las estancias, revisará los materiales de la fachada y cerramientos e inspeccionará las instalaciones de calefacción y climatización.

El técnico tendrá que recopilar información de la vivienda (muros, ventanas, aire acondicionado, calefacción, orientación y dimensión, entre otras).

  • 3. Cálculo certificación energética:

A continuación, el técnico certificador realizará un plano del inmueble e introducirá los datos del edificio en un programa informático para obtener la calificación energética. Para calcular la calificación energética se tienen en cuenta: materiales de cerramiento exterior, carpinterías y tipo de ventanas, sistemas de climatización, etc.

  • 4. Obtención del certificado energético:

Con los resultados obtenidos del cálculo, se genera el certificado energético que indica el grado de eficiencia energética del inmueble. Esta graduación va desde la letra «A» la letra «G». Además, el propietario recibirá un dossier con unas sugerencias de mejora para rehabilitar el inmueble y conseguir una mejor calificación.

  • 5. Registro del certificado energético:

Finalmente el certificado debe ser registrado en el órgano competente de tu comunidad autónoma, que verificará que todo es correcto. Este organismo expide la etiqueta energética oficial, que debe ser usada para informar a los posibles compradores o arrendatarios del inmueble. El registro puede ser realizado por el propietario o por el técnico certificador.


¿Cuánto cuesta obtener el certificado energético?

El precio para la certificación energética es variable dependiendo del tipo de inmueble, su tamaño y su ubicación. Incluso pueden existir ciertas formas de abaratarlo como, por ejemplo, si se entregan los planos de la vivienda al técnico certificador.

Los precios del certificado energético o de eficiencia energética pueden varias desde los 60€ hasta los 2.000€, dependiendo del tipo de inmueble, su tamaño y su ubicación.

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¿Qué son los certificados energéticos o de eficiencia energética?

Actualmente, el certificado energético de una vivienda es obligatorio en España, por lo que es un requisito indispensable del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo para cualquier persona que quiera vender o alquilar una vivienda. Sin esa etiqueta, no puede salir al mercado inmobiliario. Al ser una medida que entró en vigor en junio de 2013, hay propietarios que todavía no han tenido que solicitarlo. Por ello, resulta de interés conocer los pasos para obtenerlo, su coste y otros datos útiles.

El certificado energético es un documento que refleja la demanda energética de un inmueble en condiciones de ocupación teniendo en cuenta los sistemas de ventilación, iluminación, calefacción y refrigeración o agua caliente. Este requerimiento se hizo oficial a través de la entrada en vigor de la Ley 8/2013 de 26 de junio, la cual estableció el certificado energético de la vivienda como indispensable para la venta  cualquier inmueble, ya sea al contado o por intermedio de hipotecas, y para su alquiler también. No disponer de este certificado energético, de acuerdo con lo que dicta la ley, es una infracción, que conlleva una multa de entre 300 y 600 euros para el anunciante.

Se trata de una medida implantada en la Unión Europea que muestra cuál es el consumo energético que tiene el inmueble en relación a electricidad, gas y otros servicios asociados. Además, es de gran utilidad para los futuros propietarios o inquilinos de una vivienda ya que les da una referencia del coste, aproximado, asociado a los servicios antes citados que debe pagar al residir en la vivienda.

De esta forma, el documento contempla todos los aspectos de la vivienda para evaluarla y calificarla para, posteriormente, obtener esa etiqueta energética. En ella se detallan todos los datos recogidos empleando una escala, que puede ir desde el nivel A, el más eficiente; hasta el nivel G, el menos eficiente. Incluye también una serie de colores identificativos de esos niveles: la A corresponde al verde más oscuro y la G al rojo y nos da detalles del consumo energético que tiene el inmueble en relación a electricidad, gas y otros servicios asociados.

El impacto que puede generar en el medioambiente la construcción o la reforma de un edificio ha promovido el impulso en todo el mundo de acreditaciones que califiquen su calidad y eficiencia energética. Gracias a ellos, es posible conocer lo que consumen y las emisiones de CO2 que emiten a la atmósfera, además de que la etiqueta energética permite a los propietarios promover un mejor uso de la energía y buscar fórmulas de ahorro que ayuden al planeta e impulsen la sostenibilidad.

Más de la mitad de los edificios que existirán en 2050 en el mundo no se han construido todavía. Se calcula que levantarlos implica edificar una ciudad del tamaño de Milán cada semana durante los próximos 30 años.

La construcción de una cantidad tan grande de edificios resulta contaminante, pero su impacto no acaba ahí. El mantenimiento y el uso de las viviendas y otras edificaciones generan un gasto prácticamente constante de energía que aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero. Por ello, a la hora de construir una nueva vivienda o elegir una que ya existe es importante prestar atención a su eficiencia energética. Sobre todo, pensando en el planeta.

Los certificados de eficiencia energética son elaborados por empresas y técnicos habilitados que analizan y evalúan todos aquellos elementos que condicionan el consumo de energía de una vivienda o edificio. Por ejemplo, los sistemas de climatización y ventilación. Una vez realizado el estudio, los técnicos emiten un documento oficial.


El certificado energético o de eficiencia energética en la Unión Europea

Actualmente, los certificados de eficiencia energética son obligatorios en numerosos países de la Unión Europea. Para facilitar su comprensión, todos los certificados muestran en su primera página una etiqueta energética. Esta expone de forma clara y sencilla la nota obtenida por el inmueble en dos  clasificaciones que van de la A a la G (siendo A la más alta y G la más baja) donde se ofrece la información sobre el consumo de energía y las emisiones de dióxido de carbono (CO2) del edificio en condiciones normales de ocupación y uso.

En cuanto a la calificación por consumo de energía, la interpretación de la etiqueta energética es muy sencilla. Las clasificaciones A y B señalan que la vivienda es muy eficiente: necesita poca energía para su funcionamiento. C y D son categorías medias, lo que quiere decir que su consumo puede considerarse apropiado. Las viviendas que obtienen E y F pueden considerarse poco eficientes, y las que reciben una G muy poco eficientes. Lo más aconsejable, por lo tanto, es que los inmuebles alcancen al menos la categoría D.

Además, el certificado incluye varios anexos con información relevante. Como mínimo, debe hacer referencia a las pruebas realizadas por el técnico para emitir el documento, la normativa de ahorro y eficiencia energética vigente en el momento de la construcción del inmueble y sus características térmicas.

Un buen certificado debe incluir también medidas propuestas por el técnico para incrementar la eficiencia de la vivienda. Esto es muy interesante, ya que permite a los propietarios hacer mejoras que pueden tener un impacto positivo en el medioambiente y en los gastos energéticos del hogar.


La certificación energética en España

Los certificados de eficiencia energética son de carácter obligatorio en España desde 2013, tras la aprobación del Real Decreto 235/213 para los edificios públicos con una superficie útil superior a 205 metros cuadrados y que habitualmente son frecuentados por el público, y las  viviendas que se quieran vender o alquilar.  En este caso, la ley obliga a los propietarios a compartir el documento con los potenciales arrendatarios o compradores. En caso de no tener el certificado energético, los propietarios serán sancionados.

Además, son ellos los responsables de la creación y la actualización de estos certificados, que tienen una vigencia de 10 años a partir del momento de su emisión. Para realizar estos trámites es necesario contactar con un técnico habilitado y registrar el documento en el organismo competente, que depende de cada comunidad autónoma.

La etiqueta de eficiencia energética debe estar siempre disponible en todos los edificios de titularidad privada que sean frecuentados habitualmente por el público, como los relacionados con las actividades comerciales.

Sin embargo, existen algunas excepciones. No se exige, por ejemplo, en los edificios protegidos por su valor histórico o arquitectónico, los utilizados como lugares de culto, los que tienen una superficie útil total inferior a 50 metros cuadrados o aquellos que se usan menos de 16 semanas al año.

Los certificados de eficiencia energética tienen un objetivo principal: promover un mejor uso de la energía en los edificios. Algo que también se puede potenciar con la aplicación en el día a día de una serie de recomendaciones que contribuyen a reducir el coste energético de facturas como la de la luz, lo que incrementa el ahorro doméstico. “El consumo de energía en el sector de los edificios es significativo. Supone cerca del 30 % del consumo energético a nivel nacional y del 40 % de las emisiones de gases de efecto invernadero”, explican desde el área técnica del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).

Reducir estos porcentajes puede ayudar a cumplir el objetivo de cero emisiones, además de contar con una vivienda eficiente favorece también el ahorro económico, ya que reduce la cantidad de energía necesaria para aclimatarla u obtener agua caliente, por ejemplo.

“Una vivienda de alta calificación energética, como puede ser calificación A, puede implicar una reducción de consumo superior al 90% respecto a una vivienda de calificación G”, señalan desde IDAE. Esta cifra es significativa si tenemos en cuenta que actualmente el 31,2 % de los gastos anuales de las familias españolas se destinan a pagar vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles.

De acuerdo con datos de IDAE, solo el 0,27 % de los edificios en España cuentan con una calificación A. Más de la mitad (el 52,02 %) muestran la E en su certificado. La categoría más baja, por otro lado, engloba a casi el 18 % de los edificios. La tendencia, sin embargo, está mejorando. Si atendemos a los edificios de nueva construcción, las categorías A y B suman casi el 45 % del total, mientras que las tres últimas no alcanzan el 20 %.

Promover la construcción de viviendas basadas en criterios de eficiencia energética repercute no solo en el planeta, sino también en la economía doméstica de quienes vayan a comprar una casa que incorpora criterios sostenibles.


¿Qué es la eficiencia energética y cómo se calcula?

La eficiencia energética puede definirse como la optimización del consumo energético para alcanzar unos niveles determinados de confort y de servicio, por ejemplo, ajustando el consumo de electricidad a las necesidades reales de los usuarios o implementando mecanismos para ahorrar energía evitando pérdidas durante el proceso. En un país, disponer de un nivel adecuado de eficie

En un hogar también tiene una enorme utilidad, ya que, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), permite tanto rebajar, en el largo plazo, la factura de la luz como reducir las posibilidades de sufrir un apagón, algo que puede provocar la avería de un aparato, como un electrodoméstico o el ordenador.

La eficiencia energética se ha convertido en una prioridad en las agendas de los gobiernos de todo el mundo, debido a que las fuentes energéticas tradicionales tienen un carácter limitado, son cada vez más caras, generan una dependencia del mercado exterior y, además, tienen un impacto relevante sobre el medioambiente y el ecosistema. A nivel productivo, las empresas y las diferentes administraciones públicas están poniendo en marcha un número cada vez mayor de medidas e iniciativas para apostar por las energías provenientes de las fuentes renovables y por la sostenibilidad, de tal manera que sirvan como guía de ahorro de energía y, por ende, contribuyan a que el planeta sea más sostenible. La Unión Europea, por ejemplo, obliga en la Directiva 2010/31/UE, a implementar en las nuevas viviendas distintas medidas para recortar el consumo de energía y hacerlas más sostenibles, apostando por lo que denominan construcciones de consumo casi nulo.

¿Cómo se calcula la eficiencia energética?

La Norma ISO 50001 es uno de los principales estándares para medir y calcular la eficiencia energética, aunque, también, es muy utilizado el International Performance Measurement and Verification Protocol (IPMVP). Aunque estos y otros sistemas estiman, principalmente, la eficiencia en el uso de la energía de acuerdo a la productividad (es decir, que están pensadas, sobre todo, para las empresas), en el caso de los hogares se calcula en base al óptimo funcionamiento de equipos y de instalaciones comparados con un consumo bajo, lo que se traduce, finalmente, en un ahorro en el pago de las facturas de los proveedores de energía.

Dicho de otro modo, para averiguar si en una vivienda se realiza una adecuada eficiencia energética, hay que tomar en consideración distintos indicadores que miden los consumos de energía durante un periodo de tiempo determinado. La eficiencia energética está íntimamente ligada a la intensidad de la energía pero de modo inversamente proporcional: cuanta más intensidad energética utilicemos en el hogar, menor será la eficiencia eléctrica que estamos llevando a cabo.

¿Por qué apostar por la eficiencia energética en casa?

Además de contribuir a mejorar el planeta o a abaratar nuestra factura de la luz (hasta en un 40%), apostar por una estrategia de eficiencia energética en el hogar puede proporcionar a la familia una serie de beneficios, como un menor ruido en las habitaciones (gracias a que se pueden tener las ventanas cerradas y se reduce la necesidad de utilizar aparatos de aire acondicionado), un incremento en las condiciones de habitabilidad de la vivienda (con temperaturas más uniformes todo el año) o disfrutar de ciudades más limpias (algunos edificios son, en la actualidad, un gran foco de contaminación).

Para conseguir una vivienda eficiente energéticamente es necesario implementar una serie de medidas que, en realidad, están al alcance de todos. Uno de ellas es conseguir una correcta climatización mediante el uso de un sistema de ventilación mecánico de doble flujo, con estancias que sean estancas entre sí, algo que, además de suponer un menor coste económico, a la largo plazo, también contribuye a nuestro bienestar y salud (eliminando aire viciado e introduciendo aire desde el exterior, filtrado previamente).

Otro de los elementos clave es lograr un consumo óptimo de los electrodomésticos, favoreciendo la compra de aparatos con etiqueta A+, A++, A+++. Por ejemplo, una simple bombilla de bajo consumo, aunque es cierto que puede llegar a costar dos veces lo que una bombilla normal, su vida útil puede triplicarse, lo que, en el largo plazo, supone un considerable ahorro en todos los sentidos. También el optar por lavavajillas, hornos o microondas eficientes. En el caso del aire acondicionado, cuyo consumo suele ser elevado, los ventiladores de techo pueden cumplir la misma función, recortando de manera significativa el consumo eléctrico.

En cuanto a los elementos más estructurales de la casa, disponer de ventanas y puertas estancas y resistentes mejora enormemente la climatización, al igual que las paredes construidas con elementos robustos, dado que evitan que se escape el calor en invierno o que entre más del debido en verano. Si se detectan posibles escapes de aire, las láminas adhesivas pueden prestar un buen servicio. Por otro lado, los toldos o las cubiertas aislantes en el techo también son muy importantes para mantener estable la temperatura en el interior.

En relación al calentamiento del agua, apostar en casa por las calderas de condensación puede que suponga un desembolso económico al inicio pero, a la larga, será una gran inversión, ya que son las más eficientes del mercado. Esto implica un ahorro energético y económico. Para conseguir un consumo menor de agua en el baño, los grifos monomando y el lavabo de doble pulsador son elementos de gran ayuda.

¿Qué hace una casa más eficiente?

La Comisión Europea calcula que si una familia media opta por las mejores opciones energéticas puede ahorrar hasta 1.000 euros al año sólo en gas y electricidad, lo que además ayudaría al medioambiente. Usar bombillas LED, no desperdiciar agua, poner la calefacción con termostato y un buen aislamiento son elementos clave que influyen en el ahorro de una vivienda y que aumentan la eficiencia de la misma.


Tipos de certificados energéticos en el mundo

  • LEED (Leadership in Energy and Environmental Design):

Es el sistema de clasificación de edificios ecológicos más utilizado en el mundo y está disponible para para prácticamente todos los tipos de edificios. Desarrollado por el US Green Building Council de Estados Unidos,  este certificado proporciona un marco para edificios ecológicos saludables, eficientes y que ahorran costes en energía.

Los proyectos que buscan esta certificación obtienen puntos en varias categorías y en función de la cantidad de puntos logrados se obtiene uno de los cuatro niveles de calificación LEED: Certificado, Plata, Oro o Platino. Entre los criterios que se tienen en cuenta están la ubicación del inmueble, el manejo del agua y la recolección pluvial , el consumo de energía o el uso de renovables. Una certificación LEED considera la evaluación del inmueble desde los aspectos de su ubicación para utilizar la infraestructura existente, la facilidad de acceso por transporte público, estacionamiento de automóviles y bicicletas y la cercanía de servicios generales. Además, el manejo eficiente del agua y la recolección pluvial son aspectos relevantes para la evaluación.

  • ‘Passivhaus’:

Es un concepto creado en Alemania en 1988 basado en una serie de reglas de construcción que consiguen que el edificio tenga un consumo energético casi nulo y unas altas prestaciones de confort interior. Este tipo de viviendas garantizan mínimos aportes de energía para un rango de confort térmico de 20ºc en invierno y 25ºc en verano. Además, consiguen un gran ahorro energético en climatización, de hasta un 90% frente a construcciones existentes, convirtiéndose así en una edificación idónea para el propietario y para el medioambiente.

Esta certificación se basa en cinco principios básicos: excelente aislamiento térmico, carpintería de altas prestaciones, estanqueidad, ausencia de puentes térmicos y ventilación mecánica con recuperador de calor.

  • Breeam (Building Research Establishment Environmental Assessment Methodology):

Es el primer certificado de construcción sostenible creado en el mundo. Evalúa impactos en 10 categorías (Gestión, Salud y Bienestar, Energía, Transporte, Agua, Materiales, Residuos, Uso ecológico del suelo, Contaminación, Innovación) y otorga una puntuación final tras aplicar un factor de ponderación ambiental que tiene en cuenta la importancia relativa de cada área de impacto. Comprende las distintas fases de diseño, construcción y uso de los edificios y dispone de esquemas de evaluación y certificación en función de la tipología y uso del edificio.

  • La certificación HQE (High Quality Environmental):

Tiene como objetivo perseguir rendimientos sostenibles de los edificios al tiempo que otorga una importancia sustancial al análisis del ciclo de vida a escala de un edificio y a los impactos de un proyecto en la salud, la comodidad personal y el entorno interior. HQE cubre todo el ciclo de vida de un edificio (construcción, renovación y operación): edificios no residenciales, edificios residenciales y viviendas unifamiliares, así como planificación y desarrollo urbano.

  • DGNB System:

Desarrollado por DGNB (German Sustainable Building Council) es un sistema para evaluar y certificar la sostenibilidad de edificios y distritos. Esta certificación DGNB System es una herramienta internacional basada en normas y estándares europeos que puede ser aplicable en todo el mundo, tras su adaptación a las condiciones específicas de cada país. Su objetivo es ayudar a las organizaciones a mejorar aspectos tangibles de la sostenibilidad de los edificios, prestando especial atención al medioambiente, las personas y la viabilidad económica.